El atentado del 20 de julio de 1944 fue un intento fallido
de asesinar a Adolf Hitler, llevado a cabo por un grupo de oficiales de la
Wehrmacht (Ejército alemán) organizados por el coronel conde Claus von
Stauffenberg como parte de un golpe de estado basado en la denominada Operación
Valquiria, un plan operativo de las reservas del ejército a ser puesto en
práctica en caso de disturbios civiles o de una sublevación de los millones de
trabajadores de las fábricas alemanas.
Stauffenberg colocó una bomba en una sala de mapas dentro de
la Guarida del Lobo, cuartel general de Hitler, donde se encontraba el Führer
reunido con sus generales. A pesar de haber estallado la bomba, Hitler solo
sufrió heridas leves. Es posible que la muerte de Hitler hubiera terminado con
la Segunda Guerra Mundial y salvado a los 10 millones de personas que
fallecieron como consecuencia de la guerra entre la fecha del atentado y la
capitulación alemana el 8 de mayo de 1945.
Antecedentes
El proyecto de derrocar a Adolf
Hitler empezó a gestarse de manera difusa y solapada en 1938, por parte de
algunos altos oficiales de la Wehrmacht deseosos de evitar una gran guerra a
escala europea. Entre estos conspiradores estaban el general Ludwig Beck,
antiguo jefe de Estado Mayor, y el mariscal de campo Erwin von Witzleben; sin
embargo la indecisión de los generales del ejército Franz Halder y Walther von
Brauchitsch impidió ejecutar tales planes, mientras la política de apaciguamiento
seguida por Reino Unido y Francia en esos años les desanimaba de realizar un
acto concreto contra el régimen nazi.
Tras los resonantes triunfos de
la Wehrmacht en las invasiones de Polonia, Noruega, Francia, Bélgica y los
Países Bajos, la popularidad de Adolf Hitler aumentó muchísimo entre las masas
alemanas y los oficiales de la Wehrmacht no fueron ajenos a tal fenómeno, por
lo cual a fines de 1940 se hizo muy difícil reclutar conspiradores decididos a
derrocar al régimen triunfante hasta entonces. Los planes se estancaron y los
oponentes se dispersaron, a pesar de lo cual los planes no se desecharon a la
espera de una nueva oportunidad política.
En 1941, tras el comienzo de la
Operación Barbarroja, se forma otro grupo de resistencia dirigido por el coronel
Henning von Tresckow, quien trabajaba como parte del Estado Mayor del general
Fedor von Bock, su tío. Tresckow pensaba que la guerra contra la Unión
Soviética estaba perdida de antemano y que desangraría a Alemania en hombres y
recursos, colocándola frente a un abismo como nación. El reclutamiento de
opositores era muy difícil. Se hacía con mucha cautela y muy discretamente en
las residencias de los cabecillas y fuera de Berlín.
Estado en 2009 de la Guarida del
Lobo, lugar de ejecución del atentado
A ello se sumaba el hecho que los
destacados triunfos de la Wehrmacht en el frente oriental durante 1941
desanimaron a la mayoría de los oficiales de participar en una conspiración
contra Hitler, aun reconociendo el peligro que implicaba para Alemania una guerra
contra la Unión Soviética. Desde allí Von Tresckow reclutaba nuevos
conspiradores entre la oficialidad germana, pero sus planes no pudieron avanzar
mucho debido a los resultados de la Batalla de Moscú en diciembre de 1941,
donde el avance alemán fue totalmente detenido por el Ejército Rojo lo cual
significó que Hitler le quitara a Fedor von Bock el mando del Grupo de
Ejércitos Centro, mientras que el general Walther von Brauchitsch también era
relevado del mando de tropas de forma humillante. Tresckow intentó reclutar al
general Brauchitsch pero este contestó que no se uniría a ningún grupo
disidente; aunque tampoco haría nada por impedir su actuación.
En 1942, Tresckow con ayuda del
general Hans Oster logró reclutar en su núcleo de oposición al general
Friedrich Olbricht, quien dirigía la oficina principal del ejército en Berlín,
controlando allí un sistema de comunicaciones autónomo que unía a las unidades
militares de reserva aún estacionadas en territorio de Alemania. A fines de
año, Tresckow y Olbricht intentaron asesinar a Hitler con bombas barométricas
en dos oportunidades, una en el aeródromo de Smolensk y la otra en Berlín, pero
ambos planes fallaron debido al fallo en los artefactos. También buscaron sin
éxito unir a su conspiración a los mariscales de campo Erich von Manstein y
Gerd von Rundstedt, dos militares veteranos que gozaban de gran prestigio en la
Wehrmacht por sus éxitos y conocimientos de táctica en combate, quienes podrían
ayudar a un efectivo derrocamiento del régimen nazi y no a un mero asesinato de
Hitler y, aunque éstos rehusaron unirse al derrocamiento, no delataron la
conspiración.